Me llegó la cuenta de la luz. El diseño es totalmente nuevo, prácticamente indescifrable, pero lo que más me llamó la atención es que me indica con una tabla de consumo promedio diario, que cada mes gasto más luz. En el último año he logrado gastar algunos 10 kilovatios/hora, más, que el año anterior, mágicamente, sin añadir un solo implemento eléctrico a la casa. Ni siquiera tengo una bombilla de 100 vatios. Subió el agua, subió la luz, subieron los impuestos, y lo único que no han baja’o son los sueldos de nuestro astutos lideres políticos.
Llevo un rato viendo propiedades residenciales a la venta por un millón o más de dólares, apartamentos de cuatro habitaciones y la misma cantidad de estacionamientos. La primera reacción que me viene a la mente es: ¿cuántos millonarios hay en la Isla para pagar tanto apartamento de lujo? Claro, al ver que siguen vacios me doy cuenta que no es aquí donde están esos millonarios. Me entero, por la prensa, que la teoría de mercadeo que ha respaldado ese tipo de desarrollo es que los millonarios de otros lares van a llegar en manadas para arrebatarle esas propiedades a los desarrolladores. Y pienso yo, esos desarrolladores, ¿habrán tenido la experiencia de vivir en algún complejo de viviendas millonarias en alguna parte? ¿Sabrán por conocimiento propio lo que buscan esos millonarios? ¿O será que se lo están inventando? Algo así como “Si yo fuera rico…”. Lo que me recuerda la puerca de Juan Bobo. Desde niño cuando primero escuché a mi mamá usar la frase “parece la puerca de Juan Bobo”, pen...
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