Tener el pueblo elector la oportunidad de corregir su voto por gobernador y/o partido, a la mitad del cuatrenio castigando las ramas legislativas y alcaldías, es genial. Por eso es que yo creo que los americanos son unos genios. Además de inventarse el béisbol, el baloncesto, y las bombas nucleares, se inventaron como controlar el gobierno, para que no se salga de sus litorales.
Nosotros votamos por todo el mundo por cuatro años. ¿Y si nos damos cuenta a la mitad del camino que tomamos una decisión errada; que votamos por los que no son; o que nos engañaron; o todas las anteriores? Nos jodimos. Hay que chuparse la china hasta que se repitan las elecciones, a ver si todavía hace falta votarle en contra a alguien.
Me dijo un amigo, que por cierto es un genio también a pesar de no ser americano, que su solución a los conflictos que ofrecen los partidos políticos después de electos, es simple. Un año se vota por el gobernador; el próximo año se vota por la cámara; para el tercer año del cuatrenio se vota por los alcaldes; el cuarto por los senadores, y volvemos a empezar. ¡Es genial!
Primero, la actividad política electiva se diluye entre los cuatro anos. No hay cuerpo que aguante una elección cada año. La saturación emocional tiene que limitar el interés. Si el gobernador de un partido no sirve, se elige un senado de otro partido, y si sigue sin aprender él que gobierna, se le quita la cámara, y si todavía los correligionarios del partido no se han dado cuenta, se les vota en contra de sus alcaldes.
¿Alguien cree que si nuestra legislatura tuviera que ir a elecciones ‘ayer’ estarían todavía tropezando? Improvisando leyes, ¿sin estudio o lectura? ¡Que extraordinaria oportunidad poder votarle en contra al actual presidente de la cámara, por obtuso!
Pero no podemos. Hay que votar por todos a la vez. Si alguno no sirve, hay que esperar sin remedio. Y aunque tenga que cambiar, ya se inventaron como evitarlo. A ver si en estos 4 años no se roban los clavos de la cruz.
Nosotros votamos por todo el mundo por cuatro años. ¿Y si nos damos cuenta a la mitad del camino que tomamos una decisión errada; que votamos por los que no son; o que nos engañaron; o todas las anteriores? Nos jodimos. Hay que chuparse la china hasta que se repitan las elecciones, a ver si todavía hace falta votarle en contra a alguien.
Me dijo un amigo, que por cierto es un genio también a pesar de no ser americano, que su solución a los conflictos que ofrecen los partidos políticos después de electos, es simple. Un año se vota por el gobernador; el próximo año se vota por la cámara; para el tercer año del cuatrenio se vota por los alcaldes; el cuarto por los senadores, y volvemos a empezar. ¡Es genial!
Primero, la actividad política electiva se diluye entre los cuatro anos. No hay cuerpo que aguante una elección cada año. La saturación emocional tiene que limitar el interés. Si el gobernador de un partido no sirve, se elige un senado de otro partido, y si sigue sin aprender él que gobierna, se le quita la cámara, y si todavía los correligionarios del partido no se han dado cuenta, se les vota en contra de sus alcaldes.
¿Alguien cree que si nuestra legislatura tuviera que ir a elecciones ‘ayer’ estarían todavía tropezando? Improvisando leyes, ¿sin estudio o lectura? ¡Que extraordinaria oportunidad poder votarle en contra al actual presidente de la cámara, por obtuso!
Pero no podemos. Hay que votar por todos a la vez. Si alguno no sirve, hay que esperar sin remedio. Y aunque tenga que cambiar, ya se inventaron como evitarlo. A ver si en estos 4 años no se roban los clavos de la cruz.
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