A lo que hemos llegado. El mensaje 787-1 se repite por horas. Una llamada de san juan a comerío, ni 20 millas náuticas de distancia, se toma horas porque ‘los circuitos están ocupados’. Cuando las películas en Blanco y Negro las cosas eran así. ¡Hacían cita para llamar larga distancia! y esperaban horas en lo que la operadora los conectaba. “Te llamo otra vez el miércoles, para que me digas que has adelantado. ¿OK?” y respondía el otro, “Si a la tres, para esperar la llamada en casa.” ¿Verdad que vieron esa película?
Ahora que la tecnología ha adelantado tanto en los sistemas de comunicación, nos encontramos que para poner una orden de compra en una fábrica de camuy la telefónica pretende que pongas un empeño de varias horas. Y el comerciante de la costa sur, o la montaña, ¿qué hace? ¿Quejarse con DACO? ¿Antes o después de que la telefónica le quiebre el negocio? Sin hablar de una emergencia de familia.
Estoy seguro que habrá una explicación técnica ininteligible, que concluye en que mañana tendremos un mejorado servicio. ¿Saben cuantas veces yo he escuchado eso? ¡Hasta de la AMA decían eso cuando el Metrobus! y de la lancha de cataño cuando el Aquaexpreso, que después se atascó en el Caño de Martín Peña (el aguaguagua siempre me gustó más). Ay, bendito, ¿cómo vamos a adelantar? si nos engañamos nosotros mismos con la retórica altisonante. Si cada paso que damos adelante, damos dos pa’tras.
Bueno, pero eso si, ¡siempre aplaudiendo!
Ahora que la tecnología ha adelantado tanto en los sistemas de comunicación, nos encontramos que para poner una orden de compra en una fábrica de camuy la telefónica pretende que pongas un empeño de varias horas. Y el comerciante de la costa sur, o la montaña, ¿qué hace? ¿Quejarse con DACO? ¿Antes o después de que la telefónica le quiebre el negocio? Sin hablar de una emergencia de familia.
Estoy seguro que habrá una explicación técnica ininteligible, que concluye en que mañana tendremos un mejorado servicio. ¿Saben cuantas veces yo he escuchado eso? ¡Hasta de la AMA decían eso cuando el Metrobus! y de la lancha de cataño cuando el Aquaexpreso, que después se atascó en el Caño de Martín Peña (el aguaguagua siempre me gustó más). Ay, bendito, ¿cómo vamos a adelantar? si nos engañamos nosotros mismos con la retórica altisonante. Si cada paso que damos adelante, damos dos pa’tras.
Bueno, pero eso si, ¡siempre aplaudiendo!
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