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El socio que todos tenemos. O la mano en el bolsillo

Me estaba vistiendo cuando me encontré con la mano en el bolsillo. No estoy hablando en metáfora, te digo me encontré con una mano en el bolsillo del pantalón. Confundido, trate de hablarle, preguntarle que hacia en mi bolsillo.

Te aseguro que es bien difícil hablar con una mano. Y si esa mano está en tu bolsillo, no esperes respuesta clara. Si la mano está acompañada, puede que halla chance, pero si está sola, como la de mi bolsillo, nacarile del oriente. Ni se sonríe.

La miré un rato, sin saber que decirle, tratando de encontrar una razón razonable para yo tener una mano en el bolsillo. ¡Hasta que me acordé! Tengo un socio: el Gobierno. No es que hice un trato o negocio de sociedad con el gobierno. Es que el gobierno me tiene una mano metida en el bolsillo. No hay un menudito que sobre, que se lo lleva la mano misteriosa. No hay camisa que me compre que se lleva un tantito. Meto yo la mano y el bolsillo vacío.

En un momento titubeé, pensé que si el gobierno es mi socio, me toca algo a mí de lo que él se busca. Pero no. Es to’ pa’ ‘llá, y na’ pa’ ‘ca.

Paisano ¡que socio nos hemos buscado!

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