Hace poco más de una década el programa dramático Lucy
Boscana de WIPR-TV levantó la cabeza y demostró lo que son capaces los artistas
y técnicos del patio. Revolución en el Infierno (2004) estableció el parámetro
de calidad en la producción de televisión para la Isla. Al fin, 12 años más
tarde, el canal vuelve a levantar la cabeza. Pero esta vez embiste.
La producción se titula La Llamarada, novela del
afamado escritor boricua Enrique Laguerre, que todos conocimos en la escuela. Adaptada
para la pantalla por Roberto Ramos-Perea, el dramaturgo puertorriqueño de mayor
importancia y trascendencia internacional desde René Marqués.
La adaptación resume de una manera sencilla y fluida la
complicada trama de la novela. Pero más importante aún es que al finalizar las
dos horas de proyección quieres ver más. Quieres saber más de la historia. Te
motiva a releer la novela. Si la función de WIPR es también educar, con esta
pieza cumplen con una buena parte de esa obligación.
La presentación de la película en el teatro del Conservatorio
de Música fue una experiencia de agradables excelencias. Lo primero que me
impactó fue el sonido. De una claridad insuperable, tanto la grabación original
del diálogo, hasta la mezcla final con ambientación y música. Heriberto Rosas
Rossy lleva un merecido crédito por el sonido. ¡Excelente!
La música original de Juan Carlos Vega y Franky Suárez, acompaña
la trama mano a mano. Anuncia transiciones, te prepara para temas que regresan
y preserva la noción de lo romántico en esa época. Le presta a la película todo
el apoyo emocional que necesita. ¡Excelente!
La fotografía de Heixan Robles es simplemente hermosa, sin pretensiones.
Nos pasea por los campos de luz brillante propiedad de los ricos y nos lleva a
lo oscuro y contrastado de la pobreza. ¡Excelente!
La puesta en escena, la composición de los tiros junto a
una cámara ágil, íntima y poderosa en las escenas de mayor intensidad dramática
mueven la historia y envuelven a la audiencia. Una dirección de Edmundo H. Rodríguez,
sin manierismos. ¡Excelente!
No voy a mencionar por nombre a los intérpretes porque
todas las actuaciones fueron protagonistas. Cada personaje por mínima que sea
su tiempo en pantalla está representado por lo mejor de nuestra cosecha de
actores y actrices. Todas fueron igual de intensas, igual de realistas, igual
de importantes, solo que algunas tuvieron más tiempo en pantalla que otros. Este
tipo de paridad en la calidad de las actuaciones se le tiene que dar crédito a la
dirección artística de Roberto Ramos-Perea. ¡Excelente!
El repertorio compuesto con los hijos de grandes actores de
nuestro teatro son ya grandes actores en su propio merito. Ernesto Concepción,
Braulio Castillo y Raúl Carbonell no necesitan otro sufijo que ¡Excelente! Así mismo el resto del reparto. Todos ¡Excelente!
Hay cosas en el cine que deben ser invisibles, la ambientación,
el vestuario, incluso la música, tienen que apoyar la historia que se está
contando, sin llamar la atención. Lograr eso es mucho más difícil de lo que se
piensa. Se requiere de una ejecución perfecta. El trabajo en los decorados y la
ambientación, igual que el vestuario, motiva a todos durante el rodaje - a
técnicos igual que a actores - a completar y alcanzar esa perfección visual ya
propuesta. Para Gregorio Barreto, Director de Arte y para Vilma Martínez, Diseñadora
de Vestuario, les digo ¡Excelente!
Lograr la majestuosidad de obra cinematográfica de La
Llamarada en solo 11 días de rodaje requiere de una labor ejecutiva magistral.
Lizzie M. Flores, Gerente a cargo de la Producción,
logró como un director de orquesta, que todos las piezas de ese enorme rompe
cabezas estuvieran listas y a la mano para que los demás puedan hacer su labor.
Un trabajo ¡Excelente!
Benito de Jesús, quien fue Productor General de Revolución
en el Infierno e incansable luchador por la clase artística, tendrá ahora que
cargar con la responsabilidad de haberse superado él mismo. Proveyendo a la
producción, como director general del proyecto Lucy Boscana, la armonía y sabiduría
que solo llega con la experiencia. ¡Excelente!
Mi deseo, hoy, es que no tengamos que esperar otra década
para darle vida a otra de las obras culturales que describen y definen nuestra
nación.
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