No puedo imaginar cómo se puede sentir el hombre que sacrifica su hijo a su dios, para después recibir nada. ¡Gracias a Dios que la versión histórica no fue así! Pero sí puedo imaginar cómo se debería sentir nuestra casta política, que después de sacrificar en el altar de los traficantes en bonos 30 mil familias y el bienestar futuro de la clase magisterial, reciben solo chatarra de vuelta. Traicionados, los políticos se inventarán nuevas explicaciones, mentiras más originales y nuevos entuertos que al final seremos nosotros los que tendremos que pagar. Pues, me lo sacarán del cuerpo, ya que el dinero se me acabó.
Puerto Rico es una isla en algun lugar del mar caribe cuyos habitantes insisten es un país.