Dar la semana libre para los empleados públicos en posiciones no esenciales (la inmensa mayoría) solo puede ser obra de un genio matemático. La lógica en que se fundamenta la idea de que es más económico darle el día libre a los empleados de gobierno, versus que se presenten a trabajar, es la envidia de Aristóteles.
Cancelar los días de trabajo del martes, miércoles, y viernes, esgrimiendo la idea como una solución para el ausentismo, sin pensar cuantas solicitudes para el Fondo del Seguro del Estado no se pudieron procesar; ¿cuántos deseosos ciudadanos fueron a pagar sus facturas de CRIM, la deuda de ASUME, las contribuciones del año pasado, y dieron crá? ¡Vamos a economizar, cueste lo que cueste!
La verdad es que son unos genios. ¿En que son genios? Eso es lo que no sabemos.
Cancelar los días de trabajo del martes, miércoles, y viernes, esgrimiendo la idea como una solución para el ausentismo, sin pensar cuantas solicitudes para el Fondo del Seguro del Estado no se pudieron procesar; ¿cuántos deseosos ciudadanos fueron a pagar sus facturas de CRIM, la deuda de ASUME, las contribuciones del año pasado, y dieron crá? ¡Vamos a economizar, cueste lo que cueste!
La verdad es que son unos genios. ¿En que son genios? Eso es lo que no sabemos.
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