Ayer me llevaron a ver la película nueva de Terrence Malick (Days of Heaven; The Thin Red Line): The Tree of Life. Es una obra pictórica en movimiento que muchos que dicen ser video-artista van a envidiar o admirar, que es lo mismo pero sin la rabia. Tiene imágenes que no tengo idea de como las creó y Puntos de Vista (ángulos de cámara) que no me hubiera imaginado. Rechaza la narrativa tradicional totalmente, ilustrando el presente moderno de estructuras rigidas, el pasado bucólico pero con su lado oscuro y la eternidad indescifrable: todo a la vez. Su ‘realismo’ es totalmente subjetivo y la película llega a disolverse a un surrealismo casi abstracto. Sin embargo consigue apretarte el pecho justo en el tiempo que debería haber un clímax, sin que haya drama o melodrama alguno. No es el tipo de film que aquí dure mucho en cartelera. Pero es lo que para mí es el cine puro o depurado de las convenciones del drama. Pura imagen en movimiento con un contenido auditivo que apoya la imaginería y provee un impacto emocional. Una verdadera OBRA cinematográfica. Si realmente te gusta el cine no te la debes perder.
Llevo un rato viendo propiedades residenciales a la venta por un millón o más de dólares, apartamentos de cuatro habitaciones y la misma cantidad de estacionamientos. La primera reacción que me viene a la mente es: ¿cuántos millonarios hay en la Isla para pagar tanto apartamento de lujo? Claro, al ver que siguen vacios me doy cuenta que no es aquí donde están esos millonarios. Me entero, por la prensa, que la teoría de mercadeo que ha respaldado ese tipo de desarrollo es que los millonarios de otros lares van a llegar en manadas para arrebatarle esas propiedades a los desarrolladores. Y pienso yo, esos desarrolladores, ¿habrán tenido la experiencia de vivir en algún complejo de viviendas millonarias en alguna parte? ¿Sabrán por conocimiento propio lo que buscan esos millonarios? ¿O será que se lo están inventando? Algo así como “Si yo fuera rico…”. Lo que me recuerda la puerca de Juan Bobo. Desde niño cuando primero escuché a mi mamá usar la frase “parece la puerca de Juan Bobo”, pen...
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