Antes de que la fila se ponga demasiada larga decidí
aprovecharme de las grandes y nuevas oportunidades de empleo que promete la ley
recién firmada.
La entrevista:
RH: Buenos días, ¿todo bien?
PO: ¡Súper
bien! Vine a buscar uno de esos empleos nuevos.
RH: ¿Nuevos? En realidad siempre tenemos puestos disponibles en toda
la isla. Una variedad de
posiciones. ¿Su preparación? ¿Tiene interés en alguna posición específica?
PO: En verdad no me importa el título. Lo que me interesa son de los
nuevos que por ley puedo formar
a mi gusto. Digo, necesidad.
RH: Bueno, de esos no le sé decir, pero tenga esta solicitud, la
complementa y cuando la traiga...
PO: No, no, gracias. Eso es lo antiguo... de las nuevas, las nuevas.
RH: ¿Cómo? Por favor, que no...
PO: Misi, plis, de las que anunció el gobierno. De las voluntarias,
dónde uno escoge
lo que va a trabajar. Miré, a mi me
interesa trabajar unas tres horitas al día,
de lunes a miércoles. Digamos de diez a una. En lo que sea. Puede ser desde las nueve, pero no quiero madrugar demasiado. No
vaya a darme algo. Y como dije,
hasta la una, porque tampoco me puedo saltar ni el almuerzo, ni la siesta.
RH: Okei...
PO: En el área metro, claro, que no quiero viajar mucho. Dime. ¿Cuándo
empiezo?
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