Parece que al fin alguno de nuestros astutos líderes fue al supermercado a hacer compra. Encontraron ñame de Honduras, yautía de Costa Rica, limones de México, jengibre de Guatemala, plántanos de la Republica Dominica, galletas de Columbia, sin contar el sinfín de productos no-comestibles de Venezuela y claro pollos, leche, huevos y queso de los Estados Unidos. El astuto líder tiene que haberse dicho; “¡Hm! Aquí hay algo malo.” Todos productos que para el siglo pasado, hace diez años de eso nada más, se producían en la Isla.
La propuesta en respuesta a la situación es: “¡Tenemos que Exportar!” Como teoría y como eslogan de campaña suena muy bien. “¡Todos tienen que exportar!”, tremendo estribillo rítmico. Se me parece a “Esto tiene que cambiar”; pero la pregunta es ¿cambiar a qué? O mejor dicho ¿exportar qué? Una visita al supermercado prueba que no estamos produciendo casi nada y lo que producimos no da para nuestro propio consumo en la Isla.
Lo único que hemos exportado exitosamente, si es que se puede llamar así, es nuestra gente.
En la primera mitad del sigo 20 exportamos pobres. Hasta Hawái llegaron los puertorriqueños con su lechón asado a la barita, pasteles de arroz y la piña que ahora se llama Hawaillana. Desde la segunda mitad hemos estado exportando la clase profesional, buscando empleo mejor recompensado que los de aquí con el mismo título. Hemos hecho tan y tan bien esa exportación humana que ahora misma somos tantos afuera como adentro.
Bueno, pero no seamos negativos, a ver ¿Qué más tenemos para exportar? ¿Qué más nos sobra? Ummmmm… Chatarra es algo que tenemos de sobra; cucarachas y mascotas realengas, ¿mosquitos? pero no pagan gran cosa por esos. ¡Ya sé! ¡Criminales! Tenemos más criminales que cárceles donde meterlos. Los podemos dar al mejor postor o hacer ofertas de 3 por el precio de 2 y de bono un policía corrupto.
¡Oye! ¿Y los políticos? ¿No se podrán exportar? Dije exportar no expulsar. Sabes.
La propuesta en respuesta a la situación es: “¡Tenemos que Exportar!” Como teoría y como eslogan de campaña suena muy bien. “¡Todos tienen que exportar!”, tremendo estribillo rítmico. Se me parece a “Esto tiene que cambiar”; pero la pregunta es ¿cambiar a qué? O mejor dicho ¿exportar qué? Una visita al supermercado prueba que no estamos produciendo casi nada y lo que producimos no da para nuestro propio consumo en la Isla.
Lo único que hemos exportado exitosamente, si es que se puede llamar así, es nuestra gente.
En la primera mitad del sigo 20 exportamos pobres. Hasta Hawái llegaron los puertorriqueños con su lechón asado a la barita, pasteles de arroz y la piña que ahora se llama Hawaillana. Desde la segunda mitad hemos estado exportando la clase profesional, buscando empleo mejor recompensado que los de aquí con el mismo título. Hemos hecho tan y tan bien esa exportación humana que ahora misma somos tantos afuera como adentro.
Bueno, pero no seamos negativos, a ver ¿Qué más tenemos para exportar? ¿Qué más nos sobra? Ummmmm… Chatarra es algo que tenemos de sobra; cucarachas y mascotas realengas, ¿mosquitos? pero no pagan gran cosa por esos. ¡Ya sé! ¡Criminales! Tenemos más criminales que cárceles donde meterlos. Los podemos dar al mejor postor o hacer ofertas de 3 por el precio de 2 y de bono un policía corrupto.
¡Oye! ¿Y los políticos? ¿No se podrán exportar? Dije exportar no expulsar. Sabes.
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