Está claro que nadie va a resolver la situación económica individual. Es posible que se logre alguito en un sentido colectivo pero si no te las buscas tú, nadie te las va a buscar por ti. De ahí viene el empeño de que todos adoptemos una postura empresarial. En otras palabras que nos la inventemos. Pues yo pensé que me había encontrado la idea que me hiciera rico.
La semana pasada, que se rompió el tubo que abastece el agua a gran parte de la capital, tuve que recurrir a la antiquísima tradición de recoger el agua de lluvia en candungos. Resulta que funciona. Recolecté suficiente agua para las necesidades básicas y tres días después cuando la pluma volvió a echar agua potable descubrí que me habían sobrado unos cuantos galones. ¿Y ahora que hago con esto? ¿Si los boto y se va el agua otra vez mañana? Meditaciones que me llevaron a una epifanía.
¡Vamos a embotellarla! Enseguida me imaginé la compaña publicitaria.
¡Agua de Lluvia! ¡Sin químicos! ¡Ni preservativos! ¡Totalmente orgánica! Sirve para lavar el carro, limpiar los pisos, descargar los inodoros, bañarse… ¡Y mucho más!
Un negocio redondo, cero inversión en la materia prima y con el servicio continuamente interrumpido de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, el éxito sería inevitable. Claro, hasta que le consulté a un vecino. “Con la suerte que tú tienes, empiezas ese negocio y deja de llover.”, dijo.
Bueno, por lo menos no tuve que invertir.
La semana pasada, que se rompió el tubo que abastece el agua a gran parte de la capital, tuve que recurrir a la antiquísima tradición de recoger el agua de lluvia en candungos. Resulta que funciona. Recolecté suficiente agua para las necesidades básicas y tres días después cuando la pluma volvió a echar agua potable descubrí que me habían sobrado unos cuantos galones. ¿Y ahora que hago con esto? ¿Si los boto y se va el agua otra vez mañana? Meditaciones que me llevaron a una epifanía.
¡Vamos a embotellarla! Enseguida me imaginé la compaña publicitaria.
¡Agua de Lluvia! ¡Sin químicos! ¡Ni preservativos! ¡Totalmente orgánica! Sirve para lavar el carro, limpiar los pisos, descargar los inodoros, bañarse… ¡Y mucho más!
Un negocio redondo, cero inversión en la materia prima y con el servicio continuamente interrumpido de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, el éxito sería inevitable. Claro, hasta que le consulté a un vecino. “Con la suerte que tú tienes, empiezas ese negocio y deja de llover.”, dijo.
Bueno, por lo menos no tuve que invertir.
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