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Independencia... ¿y algo más?


            La república, la independencia, la soberanía o como quieran llamarlo, es la aspiración de todo pueblo. La contradicción, en nuestro caso, está en que la independencia, representada por el PIP, ha sido rechazada por nosotros en todos los plebiscitos de estatus. Además, el total los electores que votan por el PIP ha estado mermando consistentemente. Los números no son debatibles.

            Sin embargo todas las señas sociales y culturales indican que no existe un rechazo a la nacionalidad puertorriqueña. Al contrario, festejamos como nación en competencias internacionales y desplegamos nuestra puertorriqueñidad con bandera ‘soberana’.  Con orgullo nos llamamos Boricuas y curiosamente llamamos ‘americanos’ a los que vienen de EEUU, como si nuestra ciudadanía fuera distinta a la de ellos. Es que nuestra nación sí es diferente. Eso tampoco es debatible.

            Entonces, pregunto, ¿a qué se debe esa contradicción? Al miedo.

            Las autoridades federales, en complicidad con las autoridades locales, llevan una campaña - ya centenaria - persiguiendo, carpeteando, hostigando, arrestando y matando a los que ellos consideran ‘traidores de su patria’: los independentistas revolucionarios que se niegan a jugar, con acomodos parlamentarios, el juego de esas autoridades. Junto a la intimidación y las matanzas acompañan el terror con una propaganda de discapacidad. Por décadas nos enseñaron en la escuela que somos una isla muy pequeña, pobre, sin recursos naturales y una agricultura de frutos menores. En otras palabras que sin los EEUU estaríamos pasando hambre. Aún hay gente que lo cree, se llaman estadistas.

            Lo otro que siguen haciendo es comparar a Puerto Rico con los países latinos de menor éxito económico alegando la superioridad de la economía de EEUU y como esa economía nos beneficia. Suman todas las partidas de las transferencias federales a la Isla triplicando la cantidad que supuestamente nos ‘regalan’ para demostrar que sin esas transferencias estaríamos en quiebra. Mentiras propagandísticas diseñadas para enfatizar nuestra supuesta carestía y la imposibilidad de ser autosuficientes. Todo para hacernos sentir menos gente. La verdad es que nuestros líderes políticos nos han llevado a la quiebra a pesar de la supuesta dádiva.

            Otro cuco que esgriman es el ‘comunismo’. Por la forma en que lo describen los que siguen azuzando con eso en el siglo 21, es ‘algo’ que sucede en las repúblicas pobres - sin la protección de EEUU - donde se meten los comunistas y de pronto nombran un dictador amigo de Fidel Castro. ¡Caballero! En el mundo entero el ‘comunismo’ ha caído por su propio peso. El ogro de la Unión Soviética murió desplomado y sus temidos tentáculos fueron desmembrados. El comunismo de la China dio una virazón y Vietnam, el enemigo de una década, le cose ropa a los grandes consorcios. Hasta el heredero de Fidel Castro está agarrando hilachas del capitalismo a ver si no se le hunde el barco. Ni los comunistas creen en el comunismo ya. Pero nuestras ‘autoridades’ han conseguido con su propaganda que hasta la palabra república sea vista como algo menos que colonia, casi como una mala palabra.

            Han logrado convencer a nuestra nación que desligarnos de EEUU sería un suicidio económico y político. No solo que eso no es cierto, sino al contrario, desligarnos del yugo federal abre portones de oportunidad. Si la 936 federal construyó una base industrial para la isla, ¿que no podríamos alcanzar con una ‘936’ propia sin tener que pedir permiso al congreso federal? La lista incluye todo lo que los proponentes del ELA Soberano busca, más la posibilidad de recibir ayuda e inversión para nuestro desarrollo económico, social y cultural de parte de otras naciones desarrolladas, como Alemania, Dinamarca o Suiza, por ejemplo. No exclusivamente de EEUU, sino además de EEUU.

            En resumen Puerto Rico no rechaza la independencia: le tiene terror y con justa razón. Tanto es el miedo que las autoridades han embutido en nuestra sociedad con la persecución e intimidación junto a la propaganda degradante, que hemos preferido apoyar la colonia disfrazada. Pero ahora, al quedar al descubierto la ficción del ELA, el país se encuentra repudiando patentemente el estatus colonial (o sea el ELA) sin aún tener presente una alternativa política que provea justicia económica, respeto social y una perspectiva para el  futuro. A la vez, el país está claro que el estado 51 es efectivamente el suicidio cultural de nuestra nación.

            Es obvio que la responsabilidad de construir el camino hacia la república es de los propios independentistas. Y tenemos que aceptar que hasta ahora hemos hecho un trabajo espantoso con eso. El PIP es el ejemplo medular, en vez de crear confianza sembró la inquietud, repitiendo el arquetipo de la propaganda. Mientras la presidencia de los partidos PNP y PPD se van renovando cuando pierden elecciones, el PIP continúa con un mismo Presidente convertido en vitalicio y algunos casi-presidentes que pretenden completar la charada de una organización abierta. ¡Siguen ahí y nunca han ganado unas elecciones!

            Esa Presidencia Vitalicia, totalmente injustificada, espanta a cualquiera que cree en la democracia. Al ver los talentos de mayor arraigo político - léase competencia - echados indignamente de la organización, pone en la mente de cualquiera ¿que será capaz de hacer la gente de ese partido sin las sujeciones federales? Siendo el PIP el representante ‘oficial’ del independentismo, entonces es el PIP el responsable de la decadencia en la aceptación de su supuesto ‘ideal’. ¡Totalmente responsable! El PIP también es responsable por el divisionismo en las filas independentistas al ser un movimiento excluyente y elitista. Es larga la lista de independentistas de reputación y popularidad sólida que ya no están dentro del PIP.

            El protagonismo del Presidente Vitalicio y su partido, está siempre en primera fila liderando la protesta de turno si es que hay una oportunidad mediática. Pero está invisible para las luchas de los más necesitados: los maestros, los policías, los consumidores, los retirados, los desempleados, los agricultores, los desamparados y marginados. No se ven ni en los centros espiritistas. ¿O es que esperan gobernar la república para entonces atender las penurias de la nación puertorriqueña?

            ¿O será posible que esa representación autocrática en menoscabo del ideal independentista, junto a la falta de compromiso con la realidad diaria de los puertorriqueños sea el tributo que el PIP paga para que las autoridades les permitan jugar a la política y que le toque alguito cuando se reparte el jamón de la Comisión Estatal de Elecciones? De igual forma es una vergüenza para quien pretende dirigir los destinos de nuestra nación.

            No me queda duda que el rechazo que vemos no es a la independencia sino el rechazo a un partido político, PIP, su Presidente Vitalicio - que nos recuerda aquellos dictadores del pasado - y su anémica propuesta para la independencia. El PIP es igual a los otros partidos, vuelan el banderín del estatus, solo para justificar la existencia del partido y el sostén económico que le provee el sistema. Igual que el PNP, el PIP no propone otra cosa que una independencia igual de lírica que la propuesta estadidad.

            A fin de cuentas, los tres partidos de significación electoral quedan al desnudo cuando se compara su propuesta con la realidad geopolítica. También se hace obvio que sus intereses no radican realmente ni en el estatus, ni el bienestar de la Isla. Solo les interesa el bienestar del partido, por eso no hemos visto diferencia entre los gobiernos PNP y PPD.  La responsabilidad final de un partido gobernante es mejorar la condición o calidad de vida de los que gobiernan. En nuestra Isla los partidos gobernantes han hecho lo contrario. Han despilfarrados los recursos que tenemos, han botado en la bolsa de valores el dinero que teníamos ahorrado y han derrochando en 20 años, lo que le tomó a nuestra nación 40 años en construir. Tras cada elección se hace más evidente la incapacidad de nuestros políticos electos para gobernar. ¡Simplemente gobernar!

            Hemos visto que el empeño de cada gobierno nouvo en descollar sobre el embeleco del gobierno previo nos venden mentiras billonarias que quedan en nada pero enriquecen a sus correligionarios. Han logrado cavar en 20 años, una deuda siete veces mayor a nuestros ingresos y mientras cavaban nos decían que ese embeleco en particular, muy superior al embeleco previo, iba a resolver todos los problemas que justificaban el embeleco; ya fuese el agua, la energía eléctrica o el tapón de la Pda. 18.

            Ninguno de esos partidos políticos tiene el interés o la capacidad de hacer patria. Nos toca a nosotros, el ciudadano de a pie, arreglar lo que ellos han dañado. No queda otro remedio, tenemos que arrebatarle nuestro futuro antes de que ellos malbaraten y destruyan lo que nos queda. Tenemos que hacer patria comenzando en nuestro vecindario junto a nuestros vecinos. Tenemos que darle la espalda a un gobierno que obstaculiza el progreso y les vende a los bonistas nuestro futuro. Tenemos que repudiar a la clase politiquera que nos roba mientras nos mienten. Tenemos que comenzar a hablar con la verdad, sin repetir la propaganda diseñada para hacernos menos. Tenemos que comenzar a hacer patria ahora.

            Hacemos patria con solo repetir la verdad.

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