El 2016 culmina, para nuestra Isla, el sábado como a
media noche. Inevitablemente tendremos un 2017, nuevo de paquete/nunca antes
visto, otro año nuevo, otra vez. Lo que sí puedo jurar es que nada de lo que
sucedió el pasado año fue mi culpa. Nada.
Dejamos en el pasado las protestas por el paseo de Pta. de
Tierra, nos quedamos para la perpetuidad con una pared de cemento entrelazado
con hierro mohoso que tapa la vista al mar. Una buena acera...
Para el 2017 tendremos instalado un gobierno chisgarabís,
un gobierno desautorizado a gobernar según la Promesa de Junta. Lo que
realmente no importa porque el gobierno no tiene en qué caerse muerto.
Anunciaron que no hay chavos para la nómina. ¿Cuál nómina? ¿La del Senado? ¿La
de la Cámara? No tengo duda que todos y cada uno de los senadores y cada
representante va a seguir recibiendo sus estipendios, sus salarios, sus
asistentes, y todo lo que les venga en gana.
A menos que la Junta aproveche ese gasto superfluo en legislatura
y lo use para cubrir la nómina de los empleados públicos que sostiene la operación
del gobierno todos los días. Llueve, truene o ventee.
Para ellos, para mis amigos, para mi familia, cercana y
lejana, para los ‘friends’ que no he conocido, para los que me conocen, para
los que me aman con rabia y creen que me odian, para los que piensan que son
mejores que yo (les doy la razón), para todos los seres vivientes con que he
tenido contacto, les deseo a todos: la prosperidad que deseen; la salud que
merecen; y una vida larga repleta de gozos y alegrías.
¡FELIZ Y PROSPERO AÑO
NUEVO! ¡¡¡FELICIDADES!!!
O en inglés: Japi Niu Yiar!!!
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