Yo creo que ya todos tenemos que aceptar que
estamos jodidos. Ni los fanáticos partidistas pueden seguir tapando el cielo. Nuestras
castas políticas no tienen puta idea de lo que están haciendo. La incapacidad en
administrar el país quedó comprobado 72 mil millones de veces. Ahora lo que
asombra es ver la incapacidad política que se está develando todos los días.
Durante la campaña el PNP tenía un plan de rescate económico
y descolonización inmediata. Cien días después nos enteramos que los federales
se empeñan en incluir la colonia como alternativa en el plebiscito. Ya la descolonización
no es tan inmediata. Y el plan de rescate económico se degradó a la supervisión
general por una Junta de Control y una quiebra por ley federal especial.
El PPD se propone postular y defender un ELA
jurídicamente inexistente sin proponer un camino ‘constitucionalmente colonial
y soberano’ a la vez, si lo hubiere. Su plan de rescate económico hubiera sido la
bancarrota hace unos años.
El PIP luego de entrar en una anhelada coalición de ‘soberanistas’,
desarma la misma imponiendo su protagonismo, dejando atrás a los ‘soberanistas
unidos’ para que breguen ellos allá con el revisado plebiscito.
¡Asuntos importantísimos! Pero... ¿Y qué pasa con nuestra
deteriorada realidad cotidiana? ¿Será que no la ven? ¿O será que no les
importa?
Es que nuestra casta política, de todos los partidos
principales, no respeta al elector. Al tener control sobre las estructuras de
poder, se pueden salir con la suya gracias a la constitución que ellos
escribieron. Los resultados de referéndums que contradicen los intereses de los
políticos son ignorados. (Ej. La Uni-Cameralidad, 2005.) Lúgaro gana 190,000
votos para la gobernación, pero le dan silla en el senado al PIP con apenas
35,000 votos. Un vivo ejemplo de cómo los partidos manipulan el proceso político.
Y lo peor es que
el panorama no ofrece muchas esperanzas. Tres partidos pintando utopías de
autogobierno mientras la casa se nos cae encima. Mientras esos tres partidos
estén en el poder va a ser imposible arreglar nada. Como el cuento de los
jueyes boricuas, tan pronto el primero se trepa tratando de escaparse de la
lata, los demás lo halan por la patas y lo meten para dentro. Por eso la lata de
galletas no necesita tapa.
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