Estando nuestro astuto gobernador enojadísimo con los
mercaderes de bonos - que no le creyeron su cuento de hadas sobre su
maravilloso plan de recuperación económica - decide ahora recurrir a la ficha
de tranque más antigua de nuestra historia política. ¡El plebiscito! Baile,
botella y baraja, para distraernos del desastre financiero que su improvisación
de gobierno ha deteriorado aún más.
Todo gobernador que se encuentra en una situación
precaria, ya sea por problemas económicos o por desaprobación política se
inventa ‘una consulta al pueblo’. La garata Muñoz versus Sánchez Vilella
culminó en un plebiscito en 1967. A pesar del triunfo inequívoco del ELA al año
siguiente, igual de inequívocamente, el PPD pierde las elecciones. Rosselló
hizo media docena de consultas al pueblo, dos de ellas sobre el estatus (1993 y
1998), las perdió todas incluyendo las elecciones del ’99. Fortuño en el 2011, agarrándose
de hilachas, también celebra una consulta de estatus a ver si la estadidad o la
confusión lo rescataba, pero igual el PNP pierde las elecciones del 2012.
Con este resumen histórico podemos concluir varias cosas.
Primero, que el PPD se está preparando para perder las elecciones del 2016. Que
el gobernador y sus secuaces no tienen idea de lo que están haciendo. (Bueno,
eso ya lo sabíamos.) Y que su estrategia de sobrevivencia política es seguir proponiendo
el más reciente disparate de sus asesores aunque contradiga todas promesas
hechas. Pregunta obligada: ¿para qué salimos a votar en este país?
¡Ah, ya sé! Para proveerle empleo a los políticos y sus
asesores.
Comments