La única alternativa de estatus congruente para la Isla es
la Independencia. Es lo ‘natural’. El mejor ejemplo somos nosotros mismos. Una
vez alcanzas la adolescencia y pierdes los miedos de la niñez, el deseo de libertad te mueve a la larga, a
mudarte de la casa de tus padres. Esa búsqueda por la libertad se traduce a
poder tomar tus propias decisiones sobre lo que haces, a dónde vas, con quien
te juntas, qué ropa te pones, etc. Es un deseo prácticamente genético,
instintivo. Universal.
Sin embargo la curiosa realidad en nuestra Isla es que la
expresión nacionalista comúnmente asociado a los países independientes (repúblicas/naciones),
se atesora en la cultura pero no se extiende a la política. Esa expresión
nacionalista lo acaparó el PPD y su ELA.
Pero, el partido en su fundamento es asimilista. Los miedos
que ventean contra la independencia son los mismos que está usando el PNP ahora
mismo. Comparten la idea de la unión permanente y la importancia de la
ciudadanía. Además aceptan la intervención de la corte federal y sus ramas
anexas. La diferencia entre uno y otro es la ‘defensa’ de la cultura o digamos,
el nacionalismo cultural.
La ropa del ELA se desvaneció y antes del próximo plebiscito
tienen que buscar el modelo que explique racionalmente una filosofía de unión
permanente, común ciudadana, más soberanía en lo que nos conviene; a la vez
formular un camino claro hacia la restauración económica. ¡Ah! Y dentro del marco territorial no
incorporado. ¡Wow!
Otra vez pregunto, ¿y con el ELA Soberano, todavía hay
que pagar los $72 mil millones?
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