Debería llamar la atención que nuestros astutos líderes
han logrado que la conversación política gire en torno a la Junta Fiscal y el
colonialismo explicito de su incumbencia. Las voces tri-partidistas repiten lo
mismo: ¡El abuso, los derechos, las Nacionales Unidas! ¿Qué esperaban después
de estar meses mendingando en el congreso? ¿Un cheque? ¿Llamaron al diablo y
ahora están asustados? ¡Falso!
La gritería anti colonial tiene un obvio propósito
subversivo. Nuestra casta política no quiere que se mire la realidad. La Junta
Fiscal, por infame que sea, hace transparente no solo nuestra condición
colonial, sino que evidencia lo superfluo que resultan ser nuestros políticos. ¿Qué
utilidad tiene una legislatura que no puede legislar sin permiso de la Junta? ¿Para
qué gastar cientos de millones de dólares en una cámara de representantes que
quedó desautorizada a ejercer su deber ‘constitucional’ fiscal? ¿Para qué tener
un senado cuando a fin de cuentas las leyes que pretendan inventar tienen que
ser pre-aprobadas por la Junta para evitar conflictos?
¿Para hacer Proclamas?
Las posiciones de la rama ejecutiva se justifican en gran parte
porque alguien tiene que hacer el trabajo que mande la Junta. ¿Pero realmente
hace falta gastar cientos de millones de dólares para elegir un Mensajero
Ejecutivo? ¡Porque el gobernador no va a poder gobernar! ¿Los políticos pretenden hacernos creer que
van a luchar por defendernos/acomodarnos/boicotear la Junta? ¡Van a luchar por
mantenerse en sus puestos! ¡Con sus carros! ¡Con sus ayudantes y secretarias! ¡Con
los viajes que paga el gobierno!
En este año de CRISIS (en letra mayúscula) gastar millones
en una comisión de elecciones y más millones pagando los gastos de los partidos
y más millones en computadoras, cuando con papel y lápiz bastan, millones en
empleados y burocracia, para llegar un resultado que nos va a costar muchos
miles de millones adicionales. ¡Absurdo, sino, estúpido!
Que los municipios elijan sus alcaldes (sin la comisión, con
cada pueblo contando sus votos) y que la Junta escoja y reparta (por sorteo
entre los candidatos actuales) los puestos del ejecutivo que sean realmente
necesarios para el funcionamiento del gobierno. Ese ahorro de unos mil millones
entonces se le puede reasignar al plan de retiro que en verdad los necesita.
De lo contrario, seguiremos botando el poquito dinero que
nos queda, engordando una casta política más tramposa que la Cosa Nostra. ¡Un
verdadero mantengo para los que cavaron el hoyo y nos echaron dentro!
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