La
nueva idea del mes, la que no sé quien sacó del sombrero lleno de ideas sin
encuadernar, propone cambiar la constitución para limitar la fianza. Otra idea
que suena bien si no la miras de cerca. Lo que a mí me parece es que si vamos a
cambiar la constitución y limitar los derechos civiles para asustar al criminal
en potencia debemos hacerlo bien de una vez.
Debemos reinstalar la pena de muerte con ejecuciones por la horca en la
plaza del pueblo donde nació el convicto.
Se alcanzan
varias cosas con cada ahorcado. Primero, no hay que seguirle dando ropa,
zapatos, casa y comida. Punto y san se acabó. Una economía de cientos de miles
de dólares versus cada sentencia de por vida. Dos, se le mete miedo al criminal
al ver de verdad cómo es que se muere la gente con las patas brincando y tres, se
entretiene al público tal como en la época de la guillotina. Se podrían
comenzar las fiestas patronales con el ahorcamiento. Una musiquita, quizás de reggaetón
para atraer al público joven, se guinda al matón y ahí prende la semana de las fiestas.
Si hay muchos convictos a la horca, se pueden cerrar las fiestas con lo mismo
pero pienso que la música debe ser otra. Quizás salsa o música folklórica que bastante
falta que les hace el trabajo.
¡Ay
bendito! ¡Qué pena me da!
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