Samuel Clemens, un famoso autor satírico mejor conocido como Mark Twain dijo: “Hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas.” Los que estudian los estudios y buscan organizar la información en porcientos han podido encontrar la fórmula ideal para alquilar la felicidad. $75,000 de ingresos al año es el número exacto. Ni más ni menos. Fíjense, yo creo que es verdad. Nunca me los he ganado pero suena súper bien.
Cuando supe de la historia del hombre que habiendo ganado $200 millones en una lotería quedó en bancarrota, perdió la esposa – por divorcio no enfermedad – y metieron al hermano preso por intento de asesinarlo, mi di cuenta que tanto dinero es demasiado. En especial si nunca has tenido nada. Por otra parte, conocemos que los miles de empleados de gobierno, maestros de escuela y policías que apenas ganan $2,000 de sueldo se la pasan quejando y haciendo protestas. Obviamente infelices todos.
Lo que se tiene que hacer es crear un sistema donde todo el mundo se gane un salario de $75,000 al año, para lograr con eso una felicidad universal. Un pueblo que vive un coito de alegría sin fin. ¿No les parece?
Por mi parte, aunque yo no soy un buen ejemplo, ni medida apropiada para el asunto, se me ocurre que quizás yo me puedo ofrecer de conejillo de india y poner a prueba la teoría. Arriesgando mi felicidad con los $200 millones que a aquél solo le trajo penuria y desagravios. A mí me parece bien. ¿Y a ustedes?
Nada, para ver que si es tan malo ser rico como lo pintan.
Cuando supe de la historia del hombre que habiendo ganado $200 millones en una lotería quedó en bancarrota, perdió la esposa – por divorcio no enfermedad – y metieron al hermano preso por intento de asesinarlo, mi di cuenta que tanto dinero es demasiado. En especial si nunca has tenido nada. Por otra parte, conocemos que los miles de empleados de gobierno, maestros de escuela y policías que apenas ganan $2,000 de sueldo se la pasan quejando y haciendo protestas. Obviamente infelices todos.
Lo que se tiene que hacer es crear un sistema donde todo el mundo se gane un salario de $75,000 al año, para lograr con eso una felicidad universal. Un pueblo que vive un coito de alegría sin fin. ¿No les parece?
Por mi parte, aunque yo no soy un buen ejemplo, ni medida apropiada para el asunto, se me ocurre que quizás yo me puedo ofrecer de conejillo de india y poner a prueba la teoría. Arriesgando mi felicidad con los $200 millones que a aquél solo le trajo penuria y desagravios. A mí me parece bien. ¿Y a ustedes?
Nada, para ver que si es tan malo ser rico como lo pintan.
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