Hace poco encontré en la prensa de un pasado cercano una explicación fenomenal sobre la realidad que existe o está detrás de la economía de la Isla. Lo que me recordó algo que me habían mencionado en la escuela. Se trata de una técnica, perdida en los anales de la historia, de vaciado con cera que logra que una estatua de metal pueda ser hueca por dentro. Contrario a las de piedra que son solidas.
Me recordé no por lo del metal, ni la cera, si no por lo del hueco.
Explica el economista que la economía de la Isla funciona de la siguiente manera. Llega capital de afuera que se usa para comprar materia prima de afuera que se usa para fabricar en la Isla algo que se va a vender afuera, mientras que el dinerito que nos ganamos fabricando para otro lo gastamos comprando lo que comemos, vestimos y usamos a otro de afuera. (Se recuerdan aquello que decía: ‘Es como trabajar pal inglés’.)
Al final el dinero que viene de afuera regresa a afuera y se queda afuera llenándole los bolsillos a los de afuera. El economista describe este proceso como una economía hueca, vacía, porque nada se queda aquí. (Quizás las libras que engordamos gracias al empleo sí se quedan aquí.)
Una economía hueca. Todo caparazón pero nada de contenido. Brillo y capota, creo que decían antes.
Pues a mí a lo que se me parece es a la famosa bodega de la Central dónde comprabas con vales contra el salario de la Central. Donde gastabas el alma trabajando pero la barriga de uno no se llenaba nunca.
Una economía donde al final no queda nada, más que el hueco.
¡Dos pasos atrás, pero siempre aplaudiendo!
Me recordé no por lo del metal, ni la cera, si no por lo del hueco.
Explica el economista que la economía de la Isla funciona de la siguiente manera. Llega capital de afuera que se usa para comprar materia prima de afuera que se usa para fabricar en la Isla algo que se va a vender afuera, mientras que el dinerito que nos ganamos fabricando para otro lo gastamos comprando lo que comemos, vestimos y usamos a otro de afuera. (Se recuerdan aquello que decía: ‘Es como trabajar pal inglés’.)
Al final el dinero que viene de afuera regresa a afuera y se queda afuera llenándole los bolsillos a los de afuera. El economista describe este proceso como una economía hueca, vacía, porque nada se queda aquí. (Quizás las libras que engordamos gracias al empleo sí se quedan aquí.)
Una economía hueca. Todo caparazón pero nada de contenido. Brillo y capota, creo que decían antes.
Pues a mí a lo que se me parece es a la famosa bodega de la Central dónde comprabas con vales contra el salario de la Central. Donde gastabas el alma trabajando pero la barriga de uno no se llenaba nunca.
Una economía donde al final no queda nada, más que el hueco.
¡Dos pasos atrás, pero siempre aplaudiendo!
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