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No es cuestión de botarlos, es cuestión de ponerlos a trabajar

Airosamente, uno de los precandidatos a la gobernación de esta Isla, presentó un plan para el futuro que incluía congelar las tantas plazas que suman a un poco más de mil millones y medio. (Congelar es un eufemismo para desahuciar a alguien. ¿No te parece?) No se puede debatir el gigantismo del gobierno y los costos innegables en la economía de ese gigantismo.

Indiscutible.

Sin embargo, congelar esas plazas tiene una consecuencia directa, son decenas de miles de personas desempleadas, a las cuales vamos a tener que proveer un mínimo de servicios y apoyo que estoy seguro que va a costar mas de lo que ellos se ganaban. La terciaria consecuencia es que esta gente ya no va a tener el sueldo del gobierno para seguir gastando en el colmadito de la esquina, la barra del vecindario, ni en el garaje de gasolina. En otras palabras, el nene se quedó sin Wii.

Otro elemento de vital importancia es la parte social. Cuando alguien consigue trabajo en el gobierno está seguro que podrá pasar los próximos 30 años laborando en esa plaza, y que al final tendrá una pensioncita que lo puede llevar hasta la tumba. La idea de ‘permanencia’ es fundamental para el empleado de gobierno. Y es verdad, el único empleo donde no te pueden despedir por ineficiencia es el gobierno. El contrato exige que vayas a la oficina y te quedes allí hasta las cuatro y media. Si haces algo, o no, no es el asunto. Es que vayas a trabajar todos los días que te tocan. Trastocar ese sentido de permanencia a los empleos de gobierno (los Federales son iguales) es socavar los cimientos de lo que es un gobierno democrático.

¿Entonces?

Como dije al principio, lo que realmente hay que hacer es poner a los empleados redundantes a trabajar (que por falta de oficio aumentan de peso como un globo pegado a un tanque de gas). Por ejemplo, la policía no tiene quien coloque las vallas que hacen falta para cualquier actividad. Lo hace un policía entrenado, graduado de la academia de policía, que por ocuparse de eso no puede combatir el crimen. Algo que puede hacer cualquier empleado administrativo. Poner vallas y quitar vallas. Alivia a la policía y le provee al empelado engordado una gran oportunidad para bajar el peso y mejorar su condición de salud.

¡Todo el mundo gana!

Otro ejemplo son las multas de tránsito por infracciones estacionarias. Cualquiera puede llenar un boleto. (Y con la cantidad de miles que van a generar para la obra de gobierno se pagan su propio sueldo.) Estoy seguro que todos podemos hacer listas interminables de las cosas que necesitan hacerse en la Isla. Vamos a reorganizar la cosa para que nadie se quede sin trabajo y todos se pongan a trabajar.

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