Tal como prometí voy a escribir sobre Temas Universales. Había una vez en una Isla del Mar Caribe una Cigarra, o saltamontes, o esperanza, o como le llamen, que se pasaba paseando por los campos tocando el violín, disfrutando de las fiestas, visitando altares, y en fin, pasándola bien.
Mientras las hormigas laboriosas, se la pasaban buscando alimento, construyendo nuevos nidos, atentos siempre a las necesidades del hormiguero. Nuestra Cigarra con frecuencia le preguntaba a las hormigas ¿Por qué tanto trabajo y dedicación? Le respuesta fue siempre la misma. ‘Para estar preparado para cualquier eventualidad.’, decía la Hormiga. ‘Total, aquí no hay invierno.’, respondía siempre la Cigarra riéndose.
Y así pasaron los años con la Cigarra tocando el violín, las hormigas laborando, y nunca pasó nada. Dándole la razón a la Cigarra, que es mejor pasarla bien que pasarla trabajando.
Excepto que un día pasó el Huracán, y nadie, ni una sola hormiguita, nunca más, volvió a ver a la Cigarra.
Mientras las hormigas laboriosas, se la pasaban buscando alimento, construyendo nuevos nidos, atentos siempre a las necesidades del hormiguero. Nuestra Cigarra con frecuencia le preguntaba a las hormigas ¿Por qué tanto trabajo y dedicación? Le respuesta fue siempre la misma. ‘Para estar preparado para cualquier eventualidad.’, decía la Hormiga. ‘Total, aquí no hay invierno.’, respondía siempre la Cigarra riéndose.
Y así pasaron los años con la Cigarra tocando el violín, las hormigas laborando, y nunca pasó nada. Dándole la razón a la Cigarra, que es mejor pasarla bien que pasarla trabajando.
Excepto que un día pasó el Huracán, y nadie, ni una sola hormiguita, nunca más, volvió a ver a la Cigarra.
Comments