Tenemos todos que estar de acuerdo con el hecho que no siempre lo que uno hace sale como se quiso. Existe un elemento impredecible. Ni con buenas ni con malas intenciones, una vez uno empieza a llevar a cabo, realizar, una idea, el objeto creado cobra vida y empieza hacer lo que le da la gana. Estoy exagerando, claro, no es como el muñeco de trapo que cobra vida y se come el gato de la casa. Pero a veces…
A veces las consecuencias de lo que hacemos son inimaginables. ¿Y cuantas veces la casualidad, o evento inesperado, sorpresivo, es lo que traza el futuro? ¡Voy a Guaváte a comer lechón! Y el carro te deja a pie en el Expreso y tienes que regresar con una grúa de $200. Sin lechón y sin morcillas.
Por más firmes, seguros, y detallados que sean tus planes, cualquier cosa puede suceder y descarrilarte. ¿A caso Muñoz imaginó que desheredar a Sánchez y nombrar a 315 le iba a costar las elecciones? ¿Quién pudo prever que la eficiente invasión de Irak iba a llegar al caos existente?
El consejo de mi abuela es que cuando te encuentres en una encrucijada sin saber que hacer, lo mejor es hacer nada.
A veces las consecuencias de lo que hacemos son inimaginables. ¿Y cuantas veces la casualidad, o evento inesperado, sorpresivo, es lo que traza el futuro? ¡Voy a Guaváte a comer lechón! Y el carro te deja a pie en el Expreso y tienes que regresar con una grúa de $200. Sin lechón y sin morcillas.
Por más firmes, seguros, y detallados que sean tus planes, cualquier cosa puede suceder y descarrilarte. ¿A caso Muñoz imaginó que desheredar a Sánchez y nombrar a 315 le iba a costar las elecciones? ¿Quién pudo prever que la eficiente invasión de Irak iba a llegar al caos existente?
El consejo de mi abuela es que cuando te encuentres en una encrucijada sin saber que hacer, lo mejor es hacer nada.
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