Ayer esperando por una guagua de esas rutas bizantinas que algún burócrata, que siempre viaja en un auto que le paga el gobierno diseñó, me puse a cavilar ¿qué propósito o función puede tener una guagua detenida? Claro un chofer debe tener la oportunidad de descansar después de una de esas rutas que comienza en el Viejo San Juan y termina en Carolina. Pero dejar una guagua detenida por más de 20 minutos sin atender la ruta me pareció absurdo. ¿Qué uso o propósito puede tener un vehículo de transportación pública, estacionado? ¿Cumplir con un horario? ¿Qué clase de horario? ¿Un horario de no hacer nada? Y me pregunto ¿qué hará ese chofer durante todo ese tiempo?
Pero no es por eso por lo que escribo.
A excepción de que haya una huelga de conductores u otro tipo de confrontación, la transportación pública rara vez tiene espacio en la prensa. Enseguida que termina el conflicto desaparece el tema de las portadas y la discusión pública. Y el espacio lo recupera el crimen, la corrupción y la odisea política que vivimos a diario. Así pues decidí tomar la misma postura que ha tomado el gobierno con la criminalidad y la factura del servicio de electricidad. Hacer la victima responsable de la solución al problema.
Lo primero que tiene que hacer el usuario es botar el reloj. De esa forma no va a tener una idea clara del tiempo que está perdiendo, ni se crea ansiedad porque es seguro que va a llegar tarde a la cita que tenga. Lleve siempre algo que leer consigo. Ya sea un periódico o una revista de artículos cortos. Tiene que ser algo que pueda dejar a un lado cuando finalmente llegue el bus y se tenga que montar a la carrera.
Recomiendo que lleve una silla plegadiza con sobrilla para hacer sombra. Hay unas muy livianas que se puede recoger y guardar dentro de un bolso. La razón para esto es que los bancos, donde sentarse en las paradas, son de metal y cuando calienta el sol no se pueden usar a menos que lleve algún cojín como remedio, pero aun así va a necesitar la sombrilla para el sol. Llevar una botella de agua también es fundamental. El tiempo que tiene que estar esperando en el calor requiere de agua para evitar la deshidratación. Y por supuesto no puede olvidar el cambio exacto para el pasaje, porque ninguna ruta le permite pagar ni de menos y tampoco de más.
Así que ya sabe, si le sale una ulcera por la desesperación, es su culpa por llevar un reloj. Si se le queman las asentaderas es por no estar preparado para el clima. Si se desmaya por la deshidratación, nadie más es responsable. Y si se queda a pie por no llevar el cambio exacto no tengo palabra que decirle, que no empiece con la letra: Jota.
¡Qué disfrute del paseo!
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