Nuestra, creo yo, es una de las sociedades más reglamentadas de la civilización occidental. Aquí tenemos leyes para todo y cuando faltan leyes hay Ordenanzas Municipales. Para cada procedimiento administrativo también hay reglamentos. Reglamentos que tienen la fuerza de Ley. Desde lo macro hasta lo más micro, todo en la Isla está predeterminado por algo o alguien. Hasta el precio de la leche está controlado.
Una mañana acudiendo a una cita con el médico descubro que la cita que me habían dado era por hora. Me sorprendió porque hasta esa mañana siempre había sido quien llegue primero lo atienden primero. Consultando la sorpresa descubro que el Procurador del Paciente había dictaminado que atender los pacientes por orden de llegada era ilegal. No era razonable que un paciente/cliente tuviera que esperar horas para que el doctor lo atendiera. Así que de tal día en adelante todas las citas serían otorgadas por hora específica. 8:45am fue la última que me dieron.
Por prudencia llegue unos 15 minutos antes y me apuntaron como segundo en la lista. Lo usual siempre fue que al tener un turno seguro me iba a desayunar con calma porque sabíamos todos que el médico se iba a tardar. Pero esta vez me quedé a esperar ya que en 15 minutos me iban a atender. ¡Adivina!
El médico llegó a las 9:30am. En lo que se tomó el café con tostadas, lo había escuchado cuando las ordenaron, dieron las 10am y para mi sorpresa coló a una persona antes que a mí. El final de la historia es que salí de allí como a las 11:30, igual que siempre. Pude haberme ido a desayunar, igual que siempre.
Una vez escuché a una señora decir: ‘¡Puerto Rico es el mejor sitio donde vivir! ¡Aquí todo el mundo hace lo que le da la gana!’ La próxima cita la tengo a las 10:15am, me imagino que saldré a eso de las 3:00 la tarde. Voy a llevarme un bocadillo de jamón y queso para pasar la hora de almuerzo.
Comments