En la filosofía puede haber paradojas pero en la literatura está claro que primero escribieron el libro y después llegó alguien a “analizarlo”. Lo cierto es que los investigadores se dedican a rebanar las rebanadas. En este nuevo análisis sobre la productividad de la empresa encontraron una nueva partícula que ocupa espacio pero no genera movimiento. Los analistas lo describen como un empleado en cuerpo presente pero con la mente en el espacio sideral. Y con una flexibilidad acrobática acuñaron la palabra ‘Presentismo’. Que me imagino es lo opuesto a ausentismo. Si ausentismo es una actividad (faltar al trabajo) entonces presentismo es que ¿ir a trabajar?
Me parece bien que los consultores y los asesores se busquen unos dólares, pero en este caso…
Es como si nunca hubieran visitado una oficina de gobierno donde, según esta nueva teoría, el presentismo es un estado permanente. Bueno, también es posible que los consultores se hayan equivocado – ya que no estudiaron ciencias – y lo que han encontrado no es una condición sino una enfermedad contagiosa. Porque cada vez más me encuentro con ese presentismo en todas partes. En algunas farmacias el presentismo es tan fuerte que es como si uno no existiera. No pueden olvidarse de los restaurantes. La cantidad de veces que nos quedamos esperando la comida mientras los mozos conversan animadamente en la esquina opuesta.
¿¡Um!? ¿Habrá también una palabra para describir el desatendido?
Lo tiro al ruedo: Invisibilismo. Una enfermedad, contagiosa en algunos lugares, que hace al cliente invisible ante los empleados que se suponen lo atienda. Con frecuencia se manifiesta también en el hogar donde nadie le presta atención. (Esto se da mayormente en los hogares con hijos adolecentes.)
En resumen, ya tenemos ausentismo, presentismo e invisibilismo. Sigamos investigando a ver que más aparece. Ahorita nos contagiamos con el Plesbicitismo.
Me parece bien que los consultores y los asesores se busquen unos dólares, pero en este caso…
Es como si nunca hubieran visitado una oficina de gobierno donde, según esta nueva teoría, el presentismo es un estado permanente. Bueno, también es posible que los consultores se hayan equivocado – ya que no estudiaron ciencias – y lo que han encontrado no es una condición sino una enfermedad contagiosa. Porque cada vez más me encuentro con ese presentismo en todas partes. En algunas farmacias el presentismo es tan fuerte que es como si uno no existiera. No pueden olvidarse de los restaurantes. La cantidad de veces que nos quedamos esperando la comida mientras los mozos conversan animadamente en la esquina opuesta.
¿¡Um!? ¿Habrá también una palabra para describir el desatendido?
Lo tiro al ruedo: Invisibilismo. Una enfermedad, contagiosa en algunos lugares, que hace al cliente invisible ante los empleados que se suponen lo atienda. Con frecuencia se manifiesta también en el hogar donde nadie le presta atención. (Esto se da mayormente en los hogares con hijos adolecentes.)
En resumen, ya tenemos ausentismo, presentismo e invisibilismo. Sigamos investigando a ver que más aparece. Ahorita nos contagiamos con el Plesbicitismo.
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