Por 500 años la palabra independencia y la idea que
pretende describir ha sido el cuco de los países dueños de este territorio. La
independencia nuestra es el horror de las Américas, dicen. Sin embargo, la
independencia de los Estados Unidos de América, la independencia de Francia, la
independencia de México, las celebramos con festejos públicos y promociones
publicitarias.
¡A beber tequila por el 5 de mayo!
La contradicción es obvia. La independencia de otros es
cosa buena pero la nuestra es cosa mala. ¿Cómo? Los ricos y sus políticos por
siglos ya, han estado esparciendo un veneno mental distorsionando lo que
representa la idea de independencia. A la vez, los que alegan estar a favor de
la independencia llevan décadas describiendo la independencia como una
condición lirica cultural. Otra idea que espanta tanto como Fidel Castro. La
evidencia está en el agonizante desgaste de votos por el partido oficialista.
Los revolucionarios que han tratado de lograr un levantamiento como los
revolucionarios de las colonias inglesas, simplemente los han destruido.
Gestión que ha servido como aleccionamiento para la población indecisa. La idea
de la independencia ha sido arrollada y los que la atropellaron se esconden
detrás de los portones de una urbanización cerrada.
La independencia es una palabra que describe una
situación social. La independencia es el equivalente de adquirir la propia
patria potestad. O sea, ser mayores de edad. Adultos con todos los derechos en
ley de un ciudadano. Mientras se vive en la casa de los padres te tienes que
dejar regir por el páter familias. O sea, el que manda en la casa determina que
puedes o no hacer.
Si de un hogar, ampliamos la metáfora al planeta,
nosotros vivimos en la casa de nuestros padres adoptivos. Y tenemos que hacer
lo que nos manden. En esencia eso es la colonia. Cuando nos mudemos a nuestro
propio apartamento, siendo adultos (18 años o más), vamos a tener la
independencia para hacer lo que creemos apropiado. No vamos a tener que pedir
permiso para tener de visita en la casa a quien queramos, de ver los amigos que
queramos y poner orden en mí casa de la forma que mejor me parezca.
Esa es la idea de la independencia. Ni más, ni menos. Son
los políticos, todos respondiendo a los intereses de los ricos, los que
argumentan contra la independencia impugnando los gobiernos que vamos a tener por la independencia. Como si la
independencia estuviera amarrada a una filosofía política/económica. Es como si
por mudarte de la casa de tus padres te fuera a dar un cáncer u otra enfermedad
contagiosa.
La independencia significa que somos adultos y como tal
tenemos el derecho de sentarnos con los otros adultos del planeta, colaborar
con ellos y hasta pedirle ayuda. Como harías con el vecino del apartamento de
al lado. También tendríamos el derecho de seguir el ejemplo del estado de Texas
y como país, pedir la unión permanente a la nación que nos compró el siglo
antepasado. Hasta un acuerdo bilateral con otra nación, como el de Irlanda con
Gran Bretaña, está en nuestros peculios. ¡Por favor!
La independencia no es libertad ni libertinaje. ¡Es
Adultez! Nuestros políticos quieren que sigamos niños bajo su tutela, para a lo
oscuro, a escondidas violar nuestra inocencia y robarnos la conciencia. Para
seguir engordando a los ricos.
Comments