Desde los opositores que alegan que el hombre no puede
deletrear su nombre, las uniones obreras que reclaman la inconstitucionalidad
de lo que está haciendo, los empleados públicos qué exigen se les devuelva sus
derechos y su retiro, los Moody’s y compañía que arguyen que los engañó
cambiando los muñequitos después de veinte reuniones ¡todos tienen que
comprender! ¡Es que él no se manda!
Él le responde al último asesor con quién habló. Cuando
el aeropuerto él le respondió a Moody’s, el amigo de los bonistas. Había que
mantener nuestra reputación crediticia, dijo.
Sólo seis meses después de anunciar que estaba “sacando el País de la
pesadilla” se inventó una herramienta parlamentaria - posiblemente
inconstitucional - para llevar al País a una bancarrota “legal”, pedacito por
pedacito. Enojado, Moody’s nos echó todo a chatarra. Ahí quedó nuestra
reputación crediticia.
Y así con los Planes de Retiro, el IVU del muelle que no
funciona, la Patente Nacional, etc., etc., etc. El segundo plan contradice el
primer plan y los resultados de esa convergía es el creciente desempleo, el
estancamiento de la economía y el éxodo de profesionales y clase media. Por eso
un nuevo plebiscito.
Cuando son muchos los capitanes el marino no manda nada.
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