Voy a tener que exigirles a los mosquitos que me
construyan un templo y celebren mi existencia con sacrificios y servicios
religiosos todas las semanas. ¡Claro que sí! Les doy sangre de mi sangre, carne
de mi carne. Sin mí estarían desamparados, pasando hambre a la intemperie. Soy
su dador de vida. A los mosquitos les corresponde estarme venerando.
¡Y que se preparen si no me hacen pleitesía! Saco el Raid y los
mato bien muertos.
Bueno, al menos una capillita.
(Hay más en: www.pepeorraca.blogspot.com)
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