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El Gran ¡No!

He podido observar que nosotros (los humanos) mientras más distintos queremos ser más terminamos pareciéndonos. Los ejemplos están a todo nuestro alrededor. A tutiplén. Los sub grupos culturales o lo que sea como se les llama en antropología, en su empeño en ser diferentes terminan usando uniformes que los hace parecer ‘iguales’. Los góticos visten de negro y se marcan las caras con anillos de metal. Las religiosas (en algunas sectas) visten con tanto pudor, con brazos y piernas cubiertas, que parecen estar vestidas con otro uniforme. (Por cierto las musulmanas hacen lo mismo.) Y así podemos seguir con los Hare Krisna, los hippies, los ‘surfers’, los deportistas y los bebedores de Heineken. Ah, se me quedan los motociclistas.

Pues los políticos no se escapan. Tradicionalmente el partido entrante le cancela todos los planes y/o propuestas del gobierno saliente. Borrón y cuenta nueva. Se desecha lo poquito que se alcanzó como si fuera basura.

“¡Tú perdiste! ¡Al zafacón con lo tuyo!”, dice siempre el que ganó.

Esta vez se prometió un cambio, ser distinto. Hacer las cosas de otra manera. No por ideología partidista sino por el bien común de todos los puertorriqueños. “¡Por mi madre señor juez! ¡Esto tiene que cambiar!”

Pues ya, después de cantar las bienandanzas del saliente secretario de educación el nuevo cancela con un rotundo NO un plan que empezaba ahora en enero, con el único propósito de constatar que esa propuesta esté acorde con la plataforma del partido. ¿Cómo?

Me pregunto, si el propósito es evaluar ¿no es más fácil evaluar algo que está en función; implementado? Y si por casualidad está dentro de la ideología del partido ¿entonces qué? ¿Se malgastó el dinero que el pueblo invirtió en la propuesta? ¿Los estudiantes tienen que esperar ahora hasta el próximo semestre para aprovecharse de la propuesta? ¿Y si la idea resulta ser genial pero no conjuga exactamente con la ideología? ¿Se desecha? ¿Aunque el beneficio para los estudiantes y maestros sea grande? Digo yo, me pregunto.

Si tuviera un premio para un político obtuso se lo ganaba el próximo secretario de estado. (El Obtusomán, se podría llamar.) Ya dijo que NO al estudio relacionado con la viabilidad de tirar una línea de luz eléctrica desde la República de Colombia hasta la Isla del Encanto. Un estudio que va a costear la República de Colombia. Y si el estudio encuentra el proyecto viable se estaría construyendo sin tener Puerto Rico que invertir un centavo. Y para el colmo de la ‘obtusidad’ se estaría utilizando energía generada por hidromecánica. Ambientalmente perfecto. Y te digo, algo más acorde con la plataforma del partido no existe. “Pero es ¡NO! porque yo lo digo, coño.”

Yo siempre pensé que cambio significa algo diferente, pero parece que no. Parece que en este cambio todos son igual que los de ‘en antes’ pero con otra ropa puesta.

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