En esta y las próximas publicaciones voy a ir exponiendo me plan de gobierno. Hoy propongo la Ley del Respeto y la Confianza. Esta ley está dirigida a restablecer la posición del empleado de gobierno a lo que fue en una época: un Servidor Público.
La propuesta incluye la reubicación de todos los servidores a posiciones donde todos ejerzan una función práctica. O sea, que tengan algún trabajo que realizar. (Se van moviendo de agencia y de plaza hasta encontrar en que lugar mejor puede funcionar. Así nadie se queda sin trabajo, pero todo el mundo tiene algo que hacer.)
Que se promueva y premie la creatividad, la innovación, y la productividad entre los servidores públicos. O sea, que si alguien se inventa como mejorar el sistema o se pone a trabajar fuerte no se le castigue con el rechazo y la ignominia.
Que los administradores (políticos nombrados) sólo tengan una función protocolaria. O sea firmar papeles (preaprobados por los técnicos de la agencia), hacer conferencias de prensa, otros anuncios, y colocar su foto junto a todos los comunicados.
Que ninguna agencia tenga más de tres empleados de confianza (incluyendo al jefe).
Que los procedimientos administrativos se revisen para que la reglamentación esté dirigida a agilizar los servicios y no para prevenir el robo y sembrar la desconfianza. (El que quiera robar va a robar no importa las trabas que se inventen. No por tener rejas han dejado de robar.)
Y para asegurar la honradez pública: Que toda la contabilidad de todas las ramas de gobierno se publiquen diariamente en el Internet, con su correspondiente respaldo, ya sea contrato o factura. Todo al fácil acceso que todo el que lo quiera ver. (Por supuesto, los salarios de los puestos de ‘confianza’ también deben estar publicados.)
Las soluciones son fácil, lo difícil es aceptar el problema.
¡Apúntame en la Quinta!
La propuesta incluye la reubicación de todos los servidores a posiciones donde todos ejerzan una función práctica. O sea, que tengan algún trabajo que realizar. (Se van moviendo de agencia y de plaza hasta encontrar en que lugar mejor puede funcionar. Así nadie se queda sin trabajo, pero todo el mundo tiene algo que hacer.)
Que se promueva y premie la creatividad, la innovación, y la productividad entre los servidores públicos. O sea, que si alguien se inventa como mejorar el sistema o se pone a trabajar fuerte no se le castigue con el rechazo y la ignominia.
Que los administradores (políticos nombrados) sólo tengan una función protocolaria. O sea firmar papeles (preaprobados por los técnicos de la agencia), hacer conferencias de prensa, otros anuncios, y colocar su foto junto a todos los comunicados.
Que ninguna agencia tenga más de tres empleados de confianza (incluyendo al jefe).
Que los procedimientos administrativos se revisen para que la reglamentación esté dirigida a agilizar los servicios y no para prevenir el robo y sembrar la desconfianza. (El que quiera robar va a robar no importa las trabas que se inventen. No por tener rejas han dejado de robar.)
Y para asegurar la honradez pública: Que toda la contabilidad de todas las ramas de gobierno se publiquen diariamente en el Internet, con su correspondiente respaldo, ya sea contrato o factura. Todo al fácil acceso que todo el que lo quiera ver. (Por supuesto, los salarios de los puestos de ‘confianza’ también deben estar publicados.)
Las soluciones son fácil, lo difícil es aceptar el problema.
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