En un momento de la historia de la humanidad, alguien se dio cuenta que los días se acortaban, poco a poco, diariamente, hasta que de un día para otro empezaban a alargase. El próximo paso para esa inteligencia humana fue contar los días, de forma que para el día 182 empezaba el ciclo otra vez. Todo cambiaba, pero todo seguía igual. A la vez.
Eso mismo sucede en la Isla. En nuestro caso a los 1,461 días. Pero en vez de ser fecha de renovación es fecha de repetición. Las mismas caras viejas se ponen para los mismos caducos puestos con la misma cantaleta: ‘nosotros los buenos; aquellos los malos’. No se inventan nada que no venga por vía de fondos federales, y siempre alegan que la solución de todos los problemas que nos aquejan, hasta el de la obesidad, está en el estatus.
Un año nuevo, otro año de elecciones, y yo sigo con la nevera vacía, el agua sin presión, y con el IVU tributando hasta los huevos.
¡Felicidades!
Eso mismo sucede en la Isla. En nuestro caso a los 1,461 días. Pero en vez de ser fecha de renovación es fecha de repetición. Las mismas caras viejas se ponen para los mismos caducos puestos con la misma cantaleta: ‘nosotros los buenos; aquellos los malos’. No se inventan nada que no venga por vía de fondos federales, y siempre alegan que la solución de todos los problemas que nos aquejan, hasta el de la obesidad, está en el estatus.
Un año nuevo, otro año de elecciones, y yo sigo con la nevera vacía, el agua sin presión, y con el IVU tributando hasta los huevos.
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