La Terapia de Pepe Orraca

¿Cual es el peor momento para entablar una discusión franca sobre la descolonización de Puerto Rico? ¿Durante un año de elecciones? ¿Cuál es el peor momento para entablar un diálogo en Washington sobre el mismo tema? ¡Durante un año de elecciones! ¿Cuándo decidió la Casa Blanca comenzar con el tema de la descolonización? Meses antes de un año de elecciones. ¿A quien le interesa llevar a la mesa de discusión el tema de la descolonización de Puerto Rico durante un año de elecciones? ¿Ah? A nuestros astutos líderes, que piensan que polarizando los electores, se mueven los indecisos a un lado y otro. Y contando con el miedo sembrado por años, a ser una república, los propulsores de la anexión sueltan el cuco fantasmagórico de una Independencia malograda y apocalíptica, junto a una asimilación bucólica, buscando como único propósito, continuar con su guiso, continuar en el poder. Pues ahora, el congreso americano pospone la discusión del tema para la sesión del 2008, año de elecciones. Qu

No solo es verdad que ‘no todo lo que brilla es oro’, también te encuentras con oro que no tiene brillo. Nuestros astutos lideres nos han hecho creer que la ‘comida rápida’, las tarjetas de crédito, y la televisión por celular son evidencia del desarrollo económico que vive la Isla (o vivía, porque hasta los ricos se han dado cuenta de lo mala que están las cosas). Lo único que se ha comprobado es que los ‘fast foods’ han arruinado la dieta y la salud de cientos de miles de puertorriqueños, que las tarjetas de crédito nos están clavando peor que el fíao de la legendaria tiendita de la Central Azucarera. Y la televisión por celular es solo un nuevo esquema para hacerte pagar por algo que ya tienes gratis. ¿Y el progreso? El progreso de un país en desarrollo no se mide por la afluencia de sus centros comerciales, sino por la condición de las carreteras. Me explico. A mi entender, y lo digo como ejemplo, una de las más grandes adelantos en la civilización fue cambiar las letrinas afuera p

Nuestros astutos líderes nos han enseñado a vivir con las apariencias. No digo ‘de’ las apariencias, porque no es mi propósito criticar a nadie que guíe un carro fastuoso sin casi poderlo pagar, sino llamar la atención a todas esas cosas que nos hacen sentir que vivimos en el progreso, que vivimos mejor de lo que viven esos países hermanos ‘las republicas sudamericanas’. Pero que realmente no son progreso ná. Un ejemplo. Tenemos muchos centros comerciales lujosos, con tiendas famosas con artículos supercostosos, igual a lo que venden en todas las grandes ciudades del mundo. Respuesta: ¿Para que nos sirvan las vitrinas ostentosas si apenas el 30% de la gente tiene el dinero para comprar en ellas? Lo que logran esas tiendas es que el pobre se sienta más pobre. (Y los que tienen algún dinerito se sienten superiores a los pobres, aunque tampoco ellos lo puedan comprar; solo pueden aspirar a tenerlo.) Para lo que están buenos esos centros comerciales y tiendas lujosas es para enseñárselas a

El Presidente Plenipotenciario de nuestra vecina república está en franca competencia con nuestro liderato político. No hace más que surgir un plan aquí para sembrar cemento, destruir nuestra ecología, y crear un nuevo ‘resort’ vacacional (en una Isla donde tenemos dos modernos y flamantes atractivos turísticos cerrados; uno con la piscina más larga del planeta) y enseguida nace la contrapropuesta en Venezuela creando hoteles socialistas. Si recuerdan, tan pronto uno de nuestros más astutos líderes quiso legislar la hora del día con el propósito de poder seguir viendo la televisión por cable a la misma hora; que Él Otro decidió retrasar el reloj para evitar estar bajo la sombra del carillón de la capital del capitalismo. Nuestro gobierno está tratando de incentivar la inversión de capital extranjero con el dinero del pueblo y Él Otro está repartiendo el capital nacional entre el pueblo. Nuestros líderes están repartiendo nuestro patrimonio para que unos pocos individuos se hagan ricos